
Unas de las sesiones que más disfrutamos en el estudio de fotografía son las que hacemos con niños. Sean bebés o un poco más mayores, su naturalidad, su energía y sus ocurrencias son los ingredientes perfectos para tener unas fotografías inolvidables.
Los niños son niños, y eso no solo es lo lógico sino que también es lo más bonito. Así que nosotros, en el estudio, procuraremos que estén siempre a gusto. Como en ocasiones la sesión fotográfica puede durar un rato, ellos siempre tendrán el tiempo que requieran en medio para descansar, para jugar o incluso para comer una merienda.
Si los niños están contentos, relajados y somos flexibles conseguiremos unas fotografías preciosas. También es importante que lleven ropa que les quede bien, sin etiquetas que les piquen y con telas suavecitas que les permitan moverse con facilidad.
A nosotros nos encanta jugar y conversar con los niños durante la sesión. Creemos que siendo cercanos lograremos divertirnos todos juntos. Y así, con menos poses forzadas y más juegos, sin duda conseguiremos los recuerdos más fantásticos.
